Los marinos tienen dos nombres al nacer, uno personal y otro
de familia, precedido por la partícula din. Si consiguen experiencia y
prestigio, ganan un tercero llamado nombre de sal. Por tanto, en el rol, ningún
Atha’an Miere se pondrá nombre de sal a no ser que se haya trabajado la
historia y existan roleos que lo justifiquen.
Pasan la mayor parte de sus vidas en sus barcos donde
procuran nacer, desposarse, vivir, y les desagrada profundamente alejarse del
océano. Incluso les duele el tiempo que pasan en tierra, en sus islas, mientras
aguardan otra singladura. Pese a ello, hay marinos que deben vivir en tierra
para gestionar las islas, como es el caso de los gobernadores. Controlan varias
islas y archipiélagos: las Aile Somera (actualmente en manos de los Seanchan),
las Aile Dashar y las Aile Jafar en el Océano Aricio; Cindaking, Qaim y
Tremalking en el Mar de las Tormentas. Por consiguiente, siempre que haya un roleo
o relato en tierra tendrá que ser justificado, sobre todo si es tierra adentro,
donde no haya puertos ni marítimos ni fluviales.
Los marinos son comerciantes, así que su única excusa
normalmente para estar en tierra es el comercio, y solo los hombres se dedican
a ello, aunque por rol en el mud pueden admitirse misiones en tierra, teniendo
en cuenta los tiempos que corren.
Los marinos son gentes muy reservadas, no van hablando por
ahí con todo el mundo, ni mucho menos de sus costumbres y de su pueblo, como no
haya una historia bien establecida y bien roleada de amistad con un confinado.
Su actitud hacia ellos es estirada, a veces de menosprecio, aunque son
respetuosos.
Los marinos aman sus barcos, desde que los ven nacer cuando
se empiezan a construir, y los miman y cuidan como si fueran un ser vivo. Son
los barcos más veloces.
Todos los marinos deben empezar en el nivel más bajo y
trabajar muy duro para ascender de rango, y pueden ser destituidos por
cualquiera que tenga un rango superior,
incluso hasta volverlo a dejar en el escalafón más bajo. En el caso del mud,
estas degradaciones solo podrá efectuarlas la Señora de los barcos, aunque sus
consejeros más próximos pueden sugerir destituciones y degradaciones por
motivos on rol.
Puesto que la supervivencia en el mar depende de una
estricta disciplina y obediencia, los marinos se aferran a la jerarquía en todo
momento. Están divididos en al menos doce clanes, grandes y pequeños, y cada
clan está Dirigido por una Señora de las Olas. Un clan no es una gran familia
de marinos, pues en un mismo clan puede haber personas de diferentes familias. Los
clanes conocidos son: Somarin, Takana, Shodein, Catelar, Rossaine y Dacan.
Por debajo de las Señoras están las Navegantes, que son las
capitanas de los barcos, y cuya importancia se mide por el tamaño de sus barcos
y el número de tripulantes. Las Señoras tienen gran autoridad, aunque son
elegidas por las 12 navegantes de mayor edad de su clan, y asimismo pueden ser
destituidas por ellas o bien por la Señora de los Barcos. Son la navegante de
su propio barco.
La Señora de los Barcos a su vez es elegida por las 12
Señoras de las Olas, a las que se conoce como las 12 Primeras de los Atha’an
Miere. Su cargo es vitalicio, aunque por circunstancias excepcionales de rol,
las 12 pueden destituir a la Señora de los Barcos.
Los hombres están supeditados a las mujeres, y tienen una
organización similar a la de ellas. Su cometido es el comercio, la seguridad de
los marinos, la fabricación de armas y la instrucción militar.
Entre los hombres, el Maestro de Armas es quien ostenta
mayor jerarquía. Puede ser o no el marido de la Señora de los Barcos. Dirige a los
Maestros de Espadas de las Señoras de las Olas, y estos a su vez, a los
Maestres de cargamento de las Navegantes de su clan. Todos ellos tienen deberes
semejantes como delegados a la mujer a la que sirven. La decisión de adonde y
cuando navega un barco es de la Navegante,
pero ya que el comercio y las finanzas están por completo en manos del
Maestre de Cargamento, o en niveles superiores del resto de maestros, es necesaria
una estrecha colaboración entre ambas partes.
Todos los barcos por pequeños que sean cuentan con una
Detectora de Vientos. La mayoría pueden encauzar, y son expertas en aire y
agua. Por el contrario, son mucho menos habilidosas que el resto de mujeres
manejando tejidos de tierra y fuego.
La de la Señora de los Barcos tiene autoridad sobre las de
las Señoras de las Olas, y estas a su vez la tienen sobre las de las
Navegantes.
Los marinos tienen unas características físicas peculiares. Podría
decirse que son la raza de color de la Rueda, o sea, su piel es a menudo negro ébano,
aunque con diferentes gradaciones del color, pudiendo ser de piel más
amarronada, aunque siempre oscura.
Sus ojos son asimismo oscuros. Es inconcebible, pues, un
marino rubio con ojos azules, y no se permitirán fichas nuevas con personajes
que adopten estas características. Por todo ello es inverosímil que nadie, y
mucho menos alguien de su propia raza no sepa que se halla frente a un Atha’an
Miere. Un Atha’an Miere nunca se disfrazaría, ni así para misiones peligrosas o
fuera de sus islas, a no ser que sea un siniestro, e incluso así no suelen
esconder los tatuajes que llevan en las manos, y su color de piel, con lo que
todo el mundo acaba sabiendo su procedencia. Pero no solo eso los distingue.
Visten ropas de seda muy vistosas, siempre de gran colorido
con tonos muy chillones, rojos, azules, verdes, amarillos, y gran profusión de
cadenas, pendientes y joyas. Las mujeres que ostentan cargos llevan además medallones
que penden de las famosas cadenitas que van desde la nariz a la oreja, y que
según el rango que ocupa, cuentan con más o menos medallones. El número de
agujeros permitidos denota el rango de la persona (seis en orejas y uno en
nariz para la Señora de los Barcos, cinco para las de las Olas, cuatro las
Navegantes y las Detectoras uno menos que los de la mujer de la que dependen).
Los hombres no llevan medallones ni cadenitas, pero sí aros en las orejas.
Además, tienen las manos tatuadas. Los hombres, una estrella
de seis puntas en la mano derecha. Aunque no se viera su piel, solo por eso ya
se sabría que son marinos. El tatuaje de la mano derecha así lo indica, y los
de la mano izquierda son las marcas que proclaman clan y estirpe.
Hombres y mujeres en alta mar se desvisten la blusa, pero
cuidado, solo en alta mar. Jamás en tierra, ni siquiera a la vista de tierra
firme, sobre todo ellas. Si en alguno de los dos últimos supuestos no cumplen,
son severamente castigadas.
Van descalzos tanto en tierra como en los barcos.
Los marinos consideran que bañarse con otra persona es un
altísimo honor.
Si fuera por ellos, jamás montarían un caballo, así que si
lo hacéis, será preciso algún relato o roleo que lo justifique.
La Señora de los Barcos se hace acompañar por un asistente
que lleva un parasol azul de tres pisos con bordados dorados y el Maestro de
Armas, uno similar pero de dos pisos. Las Señoras de las Olas, uno de dos pisos
rojo y con bordados dorados.
Son orgullosos, muy protocolarios, así que es inconcebible
que se pasen los protocolos por el forro, aunque sean los de los demás, solo
para que nadie pueda acusarlos de ignorantes o indisciplinados. Son feroces en
sus tratos. Siempre quieren ganar a toda costa y si es posible, lo consiguen,
pero por lo Mismo cuando cierran uno lo cumplen aunque en ello les vaya la vida.
Cuando hacen un pacto escupen en la mano y la estrechan con el otro, lo cual
indica que dicho pacto es vinculante y sin ninguna opción de volverse atrás.
Desde siempre los marinos habían optado por mantener sus
barcos alejados de las Aes Sedai lo cual se traduce en que les negaban el
regalo de pasaje con el propósito de ocultar a sus detectoras. Sin embargo, en
los tiempos que corren, esto ya ha quedado atrás. Los marinos enviaban de vez
en cuando alguna mujer débil en el Poder a la Torre Blanca para disimular,
porque el don es algo con lo que cualquier mujer puede nacer, y seria
inverosímil que no las hubiera entre los marinos, aunque daban la impresión de
que entre las marinas ese potencial era limitado. Pero ahora que las Hermanas
ya saben que hay tantas encauzadoras, que no es un secreto, realmente esa precaución
ya no existe, y nadie obliga a nadie a nada. Además, se hizo un pacto mediante
el cual por su ayuda en la activación del Cuenco de los Vientos, las Aes Sedai
recibirán como invitadas a las marinas en la Torre si estas lo desean, pero no
las reclutarán, y lo que es peor, las aleccionarán sobre el Poder en sus
propios barcos. Eso no significa que una Sedai despotrique contra las
espontaneas, como lo hace contra las Sabias Aiel, y que si puede, intente
convencer a una marina de que su lugar está en la Torre Blanca. Pero para nada se
puede hablar de esclavitud ni nada que se le aproxime.
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