viernes, 9 de junio de 2017

De Nathiza e Inmortales. Bautizada en la sal.


Nathiza y el grumete se encaminan a las puertas del camarote de la Señora de las Olas. La aprendiza inspira profundamente tratando de calmar su nerviosismo. No obstante, no puede evitar dejar de formularse la misma pregunta: -¿para qué querrá verme? ¿Acaso las viejas barracudas de Taval y Shalon han decidido que soy merecedora de algún castigo? – piensa algo enfurruñada. O acaso querrá verme para comunicarme que seré expulsada de mi clan.. –bueno, - resuelve: No hagamos de una simple llovizna una gran tormenta.

El grumete a continuación saca a Nathiza de sus cavilaciones avisándole que debe de ir a cumplir con otros quehaceres. La aprendiza asiente, y tras observar al grumete retirarse, toma impulso y al fin decide llamar. Del otro lado de la puerta se oye la voz de la Señora de las Olas invitándola a entrar. Harine grita ‘¡adelante, entra!

Participantes: Un grumete, Nathiza, Harine din Togara Dos Vientos, Señora de las Olas del clan Shodein (punto de vista neutro)

Camarote de la Señora del Barco
Aunque por fuera el aspecto del velero es alargado y pequeño, cosa
Que explicaría su facilidad para volar por encima de las olas, te
Sorprendes al encontrarte en una habitación amplia y espaciosa.


Nathiza accede al camarote, y tras llevar sus dedos al pecho y a los labios en un saludo de reconocimiento hacia la Señora de las Olas, exclama con voz ceremoniosa: Saludos, Señora. Que la gracia de la luz se derrame sobre vos y sobre vuestra tripulación.

Harine saluda con un gesto y unas palabras que apenas si llegan a sus labios.

Harine dice ‘toma asiento, y sírvete un poco de té, si quieres.’ señala una taza en frente de la joven.

Nathiza agradece la gentileza de la señora, coge la tetera que reposa sobre la mesa y sirve algo de té.a continuación toma asiento colocándose frente a ella.

Harine dice ‘He recibido informes de Shalon sobre una tripulante que ha venido aquí por un castigo. Debido a mis ocupaciones no he tenido tiempo de ocuparme de ello, así que  ahora quiero que me cuentes tú.’

Harine taladra a la aprendiza con la mirada para medir su templanza, y asegurándose que no quede ni un cabo suelto sin atar.

Nathiza trata de no encogerse ante la taladrante mirada de la Señora de las Olas, Da luego un leve sorbo a su taza de té haciendo una imperceptible mueca de asco  debido a su sabor. Esperando que la señora no se de cuenta de aquél gesto,  Toma algo de aire preparándose para comenzar su relato.

Nathiza dice ‘soy Nathiza din Lladet, hija de Dyne din Shaenar Dos lunas, y de Samas din Lladet, viajero incansable.’

Harine susurra para si: ‘din Shaenar. Prosigue, dice luego en voz alta a la joven.

Nathiza dice ‘al cumplir 17 años mi hermana Nadisha y yo, nuestros padres decidieron llevarnos a uno de sus viajes comerciales por el continente. Al llegar  al puerto de Tanchico nos abordó un contingente de Seanchan con sus lagartos voladores, sus detestables Sul’dam, y sus… Damane.’ La desagradable mueca que esboza la aprendiza al mencionar a estas últimas, no escapa esta vez a la vista de Harine que resopla con evidente fastidio.

Harine dice ‘siempre lo mismo. Esos invasores destruyendo nuestras embarcaciones, matando a nuestros hombres y esclavizando a nuestras mujeres.’

Nathiza asiente con expresión sombría.

Al observar Harine el cambio producido en las facciones de Nathiza, la insta a continuar con su relato.

Harine dice bien, sigue.’

Nathiza dice ‘una de esas mujeres (refiriéndose a las suld’am) se llevó a mi madre, mientras que mi padre moría a filo de espada por defenderla. Mi hermana y yo pudimos escapar con el favor de la luz. Nos escondimos en uno de los callejones hasta que...’ Nathiza titubea un poco, tratando de sopesar la reacción de la Señora.

Harine dice ‘habla, muchacha. O acaso esa ridiculez que llevas en la cabeza no te lo permite...’

Harine mira los cabellos de Nathiza con frío desdén.

La aprendiza traga saliva, abochornada. No solo por la observación de  la Señora a sus cabellos, sino porque sabe también que sus palabras podrían desencadenar una gran tormenta…

Nathiza dice ‘nos mantuvimos escondidas en uno de los callejones hasta que un confinado que conocía a mi padre por haber hecho tratos con él se compadeció, y nos refugió en su casa.’

-¿Oh, y vosotras os complacisteis con eso, verdad? - Pregunta Harine en tono Mordaz:

Nathiza dice ‘no…’

Harine vuelve a preguntar interrumpiendo a la muchacha: ‘¿y por qué os quedasteis allí entonces? ¿Por qué no buscasteis regresar a la isla?’

Nathiza responde a sabiendas de que podría ser severamente castigada:

Nathiza dice ‘no, no nos complacimos en ello, Señora. Solo nos quedamos allí hasta que los vientos nos llevaron a salvo a Ebou dar. Y a pesar de su ignorancia, el confinado hizo por nosotras lo que pudo para protegernos de esos Seanchan. Pensó que poniéndonos vestidos y tintándonos los cabellos pasaríamos desapercibidas…’ Nathiza se lleva sin querer una mano a la cabeza.

Harine da un sonoro  palmetazo, haciendo que el relato de la joven aprendiza se interrumpa de golpe:

Harine grita furiosa: ‘¡por los ocho mares, niña!’

La joven vuelve a tragar saliva, baja la mano que había quedado como pegada a sus rojizos cabellos, toma aire y vuelve a hablar:

Nathiza dice ‘disculpad, Señora, si fui atrevida al hablaros así, pero no podíamos hacer nada, éramos 2 mojarritas nadando cerca de un pez más gordo, ese ignorante confinado fue nuestra única opción en ese momento’ Piensa para si: quién sabe dónde nos habrían llevado los vientos si él no nos hubiera rescatado…

Harine decide pasar por alto la réplica de la tripulante, después de todo solo eran 2 pobres delfines tratando de escapar de un contingente de tiburones hambrientos.

Harine dice ‘¿y bien, que pasó luego que llegasteis a Ebou Dar?’

Nathiza dice ‘Fuimos acogidos por la señora Setalle Anan (posadera de la mujer errante) por las mañanas me iba a estudiar sobre hierbas con una mujer que conocí en el Rahad, mientras buscaba cualquier información sobre mi madre. Por las tardes ayudaba a la posadera en algunas tareas, y luego volvía al puerto a ver si avistaba algún navío de los nuestros hasta que, un buen día la luz quiso que los vientos propiciasen mi regreso a la isla.’

Harine dice ‘¿y que pensabas encontrar en el Rahad, en ese… nido de ratas de bodega mal iluminada?’

Nathiza dice ‘no lo sé… ahora comprendo que fue algo riesgoso, e inútil. Pero en ese momento estaba desesperada.’

Harine asiente y luego dice: ‘bueno, veo que después de todo no has perdido la sensatez. Finalmente tu camino de arena se ha convertido en un camino de aguas claras.’

Nathiza dice ‘nunca podría vivir alejada de la sal ni de los míos.’ Al decir esto último no puede evitar pensar en su hermana.

Harine se permite esbozar una especie de sonrisa de complacencia, seguidamente, toma de una pequeña cajita una cadenita con sus correspondientes medallones.

Nathiza observa curiosa el que hacer de la Señora.

Harine dice ‘ven, subamos a cubierta.’

Nathiza asiente incorporándose rápidamente.

A continuación Ambas mujeres ascienden la escala con la gracilidad que caracteriza a los Atha’an Miere.

Cubierta del Bruma Blanca
Estas en un velero de los Marinos, que se ha adentrado en el continente
Excepcionalmente solo para que su ilustre viajera pueda entrevistarse
Con el Dragón Renacido. Y es que por lo que descubres se encuentra en
Este barco la mismísima Señora de las Olas de uno de los clanes de
Los Atha'an Miere. Sin embargo será difícil que puedas verla... los Marinos
Son muy celosos de quien pone el pie en sus embarcaciones.

Harine hace un gesto perentorio a la muchacha para que se coloque a su lado.

Nathiza advierte el gesto de la Señora y se coloca a su lado sin dilación.

Harine dice ‘tu estancia está por concluir. El Bruma Blanca ya no necesita más aprendizas, y el jendai requiere de más detectoras, se acercan momentos muy difíciles.’

Nathiza piensa algo confundida. ¿Que en el Bruma blanca ya no necesitan más aprendizas? ¿Que el Jendai requiere de más detectoras? ¿Que se acercan momentos difíciles? Vuelve a sentir la misma sensación de incertidumbre que la viene carcomiendo desde hace ya varios días.

Nathiza dice ‘no entiendo…’

Harine dice 'estás preparada para enfrentarte a los elementos, Nathiza, y yo le entregaré a una detectora eficiente a la Señora’

Nathiza no puede creer lo que oye, se siente  cada vez más confundida… Pensaba que sería nuevamente castigada, o algo peor… por otro lado, la emoción de saber que al fin su sueño de ser una detectora de vientos está a punto de hacerse realidad. Vuelve a pensar en su hermana Nadisha. Como le gustaría compartir este momento con ella… que la luz la proteja desde donde esté, y que los vientos la traigan de vuelta.

Harine acerca un cuenco con agua de mar y lo apoya en la amura.

Harine dice ‘asómate a la borda.’

Nathiza se asoma a la borda con el corazón palpitante de emoción.

Un soplo de viento proveniente del norte alborota los cabellos de Nathiza.

Harine vierte agua sobre la cabeza y la frente de la joven.

Gruesas lágrimas ruedan por el rostro de Nathiza confundiéndose con el agua salada que cae de sus cabellos.

Harine dice ‘porque eres como el viento del norte, cálido, pero que puede a su vez llegar a ser tempestuoso, y puesto que en este instante ese mismo viento del norte ha presenciado tu buena nueva, te bautizo como Viento del Norte, y que la gracia de la luz se derrame siempre sobre ti.’

Nathiza proclama orgullosa y con voz firme: ‘por los 8 mares y los 12 vientos, y con la luz por testigo, juro honrar este nuevo cargo que me otorgáis, sirviendo con honor a mi pueblo hasta que no quede ni una gota de sal en mis venas.’

Harine dice ‘que así sea.’

Harine entrega a Nathiza la cadenita  con sus respectivos medallones.

Harine dice 'tómala, con la dignidad y la humildad de la sal en tus venas, para que puedas servir a tu pueblo con tus conocimientos en estos tiempos duros que se aproximan.’

Nathiza dice ‘que así sea.’

Nathiza toma la cadenita que la Señora le tiende, reteniéndola entre sus manos cual preciado tesoro.

Harine dice 'ahora prepárate, ayuda a que los vientos nos lleven raudos y pronto dejarás esta cubierta.’

Nathiza está a punto de retirarse, pero piensa en las últimas palabras de la Señora.

Nathiza dice ‘si se me permite preguntar…’

Harine dice ‘pregunta.’

Nathiza dice ‘hace algunos días que noto que las aguas están bastante agitadas, y eso me inquieta un poco. No entiendo a demás por qué ahora navegamos de repente río abajo… ¿qué es lo que sucede?’

Nathiza teme haberse excedido al preguntar aquello,  pero necesitaba despejar sus dudas. Por otro lado, la Señora no deja entre ver si la pregunta le ha molestado o no.’

Harine dice ‘tenemos una reunión de las Doce, hay que tratar lo que hacer con el Coramoor, y... esos odiosos Seanchan que atacaron y destruyeron el barco de la Señora y no se si a su esposo.’

Un escalofrío estremecedor recorre el cuerpo de la joven Atha’an Miere.

Nathiza susurra ‘luz bendita…’

Harine dice ‘pero eso ya lo sabremos luego, ahora debes de ir y encargarte de tus asuntos.’

Nathiza asiente, y sin más, se despide.

Nathiza dice ‘que la gracia de la luz se derrame siempre sobre vos, y que los vientos os lleven siempre a puerto seguro.'

Harine dice ‘que así sea para ti también.'

Nathiza vuelve a llevarse los dedos al pecho y a los labios en reconocimiento hacia la Señora de las Olas, luego se dirige al puente de mando. tiene mucho para reflexionar, pero eso será después.







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