lunes, 12 de junio de 2017

De Quadei. Conflicto.




Te encuentras sentado por delante de la baranda de proa, tus pies cuelgan y bajo de ellos puedes ver como el Jendai distorsiona el agua con su paso. Cierras tus ojos y piensas profundamente en los recuerdos que te atormentan.

Espabilas y miras el horizonte, cierras tu puño y en tu interior los más oscuros pensamientos nacen de un sentimiento que te acosa a diario… Venganza clama tu alma, Venganza clama tu mente, Venganza clama tu corazón, Venganza es lo que hay.

En lo más profundo de tu ser, las emociones se han mezclado abriendo paso a nuevas preguntas que ciernen tu duda sobre la decisión que tomaste al venir hasta Tremalking.

El Jendai lentamente comienza a detenerse hasta quedar inmóvil en el mar, miras al contramaestre en el castillo de Proa y a su orden todos comienzan con las labores diarias, desciendes hábilmente por la superestructura hasta llegar al nombre del barco, al encontrarte en posición miras fijamente el tallado, vistes un cepillo y comienzas a pulir el grabado.

Suspiras profundamente y continuas con tu tarea, a medida que avanzas en tu tarea vas haciendo memoria de lo que alguna vez fue tu vida en el archipiélago, nombres, rostros, barcos, flora y fauna; Es tan difícil aceptar que todo lo que conocías ha desaparecido para ser absorbido por lo que más odias.

Las horas pasan y te sientes acosado por tus pensamientos, poco a poco la impotencia se toma el control de tus emociones, embravecido como el mar de las tormentas golpeas con tu puño en la madera y lloras, te sientes tan débil, tan pequeño, quizás y tan solo quizás, si hubieses sido más fuerte la historia sería distinta, pero qué más da, en este mismo momento, has vuelto a ser nadie.

El grito del contramaestre te espabila, ya es hora de comer y tu estomago lo sabe, te lanzas al mar y te das un refrescante chapuzón para luego presentarte en el comedor del Jendai.

Tu pescado esta sabroso, y en cada bocado sientes su sabor explotar dentro de tu boca, quizás el hambre te está jugando la pasada, pero sabroso esta, de ello no hay duda; mientras comes un tripulante se acerca a ti y te menciona que por el atardecer se juntaran algunos compañeros a jugar dados, lo que te hace sacar una enorme sonrisa.

Al terminar de comer vuelves a donde estabas al principio del día, las aguas están tranquilas y el Jendai se mueve suavemente a la par del mar, dentro de todo, no ha sido tan malo estar aquí, aunque no puedes evitar sentir que deberías estar en otro sitio, librando la batalla que tanto desea tu corazón.

Miras el castillo de popa y el contramaestre aún no se presenta, aun así preparas la cubeta y el cepillo dejándolos cerca de ti, toca fregar y no quieres llevarte el reproche, entonces de pronto escuchas el grito, miras por encima de tu hombro y tomas tus utensilios.

Ha pasado rato y sientes las manos adormecidas de tanto fregar, bajas al comedor y coges un vaso que sumerges en un barril de agua, observas a un tripulante que no se te hace conocido, este no deja de mirarte fijamente, algo te causa escalofríos, pero decides pasar de ello.

Ya has terminado con el tu vaso de agua, te levantas y vas a cubierta con la mejor de tus actitudes, observas un gran grupo de marinos riendo a carcajadas mientras juegan a los dados, esto te alegra al momento en que te entristece, de joven no había tarde que no jugases a los dados, siempre había algo que apostar.

Piensas si jugar o terminar tus labores, decides que una partida no estaría mal antes de continuar con tus tareas, te sientas encima de una cubeta y miras a los presentes, saludas cordialmente y pides un grupo de dados, te integras al juego, todo es risa y alegría, nada de lo cual quejarse.

De pronto de reojo observas a un marino que te observa fijamente, el mismo del comedor, este se sienta a jugar a los dados contigo.

Dices ‘Bueno compañero, listo para perder algunos peniques?’

Sonríes alegremente mientras coges tu grupo de dados.

Un marino dice ‘Creo que serás tú quien perderá’

Te encoges de hombros y dices ‘Bueno con calma, es tan solo un juego’

Ambos comienzan a jugar, entre suerte y suerte ambos van obteniendo buenos números y en ocasiones ganas como en otras pierdes, pero eso no te importa, a medida que avanzan en el juego, comienzan a hablar el marino y tú, notas que existe algo de hostilidad entre ustedes, pero nada que no se solucione con el tiempo o eso piensas, hasta que toca un tema sensible para ti.

Un marino dice ‘Entonces eres el único que ha sobrevivido de tu barco?’

Dejas los dados quietos encima de cubierta y mira fijamente al marino.

Dices ‘Por qué quieres hablar de eso?’

Un marino dice ‘Solo siento curiosidad de saber’

Dices ‘No es algo que tenga que hablar contigo’

Un Marino dice ‘Que es lo que ocultas “Compañero”?

Dices ‘Compañero, creo que estas pasado de ron y el hecho de que has perdido te hace hablar cosas que no debieses’

Un marino dice ‘Sabes por qué has sobrevivido?’

Observas al marino atentamente mientras tu mirada se ensombrece esperando escuchar su respuesta.

Un marino dice ‘Por cobarde, abandonaste el barco cuando todos decidieron seguir luchando…’

En tu mente se repiten las palabras cobarde una y otra vez, dejas de prestar atención a lo que este dice y comienzas poco a poco a llenarte de ira.

Un marino dice ‘…Es por eso que sigues vivo’

Gritas ‘MALDITO HIJO DE LAS ARENAS’

Te lanzas sobre el marino mientras todos observan atónitos la escena, tus golpes son tan duros y fuertes pero los de él no se quedan atrás, aunque de pronto uno de tus puñetazos impacta con tal fuerza que este queda inconsciente.

Los tripulantes comienzan a dar voces de alarma, dos de ellos se lanzan sobre ti y te sujetan con fuerza, pero te sientes tan bravo que no te importa, coges a uno y lo lanzas por encima de ti y al otro lo empujas y te vuelves a lanzar sobre el cuerpo del tripulante inconsciente y lo vuelves a golpear.

Un tripulante te toma por el cuello y te arrastra hacia atrás mientras te pide que te calmes antes de que llegue el contramaestre, entonces te zafas de su agarre y cargas contra tu objetivo principal que sigue aturdido en la cubierta arrasando con todo aquel que se te interponga en tu camino, rugiendo como una bestia, acabando con todo.

Tus compañeros te sujetan con fuerza, es cuando escuchas la voz grave y fuerte del contramaestre, espabilas y te observas lleno de sangre. Miras al marino que yace en el suelo con varias contusiones en su rostro.

El contramaestre dice ‘Quadei!’

Miras al contramaestre e intentas decir algo pero tus labios no emiten ningún sonido.

El contramaestre dice ‘Esto es intolerable, jugando dados y tus labores sin terminar, para mayor colmo peleas con uno de tus compañeros’

Haces un gesto queriendo hablar pero la voz del contramaestre te detiene enseguida.

El contramaestre grita ‘Llevadlo a la bodega y déjenlo allí hasta tener nuevas noticias de cómo se resolverá esto’

Miras para todas partes y sabes que no tienes nada más que hacer que atenerte a las consecuencias de tus acciones… Uno de tus compañeros te hace un gesto y le sigues hasta la bodega.

Piensas profundamente: Por todas las tormentas Quadei, en que pensabas; eso fue estúpido.

Suspiras, no queda nada más que hacer que esperar…

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