jueves, 27 de abril de 2017

De Landerion. Halcones en la niebla.




Era una noche fría y nublada en el Mar de las Tormentas cuando Gavvlan divisó una bandera blanca con bordes azules y un dorado halcón. Sin duda eran los temibles Seanchan. Tenían velas extrañas y varias torres. En su cubierta había dos mujeres de aspecto misterioso y unos hombres que vestían cascos en forma de cabeza de insecto custodiándolas. Intentamos escapar de ellos lo más rápido que pudimos, y por ello sacrificamos nuestra valiosa carga, aun así nos alcanzaron. De pronto llegaron unas oscuras nubes de las que surgieron unos rayos que golpearon el balandro violentamente. Intentamos eludir los rayos pero todo fue en vano. Uno de los rayos abrió una vía de agua y partió el mástil. Al  partirse, los cabos se soltaron enredando a mi padre y arrastrándolo hacia el fondo del mar. Sin pensarlo cogí mi cuchillo y lanzándome al agua lo liberé. Ya en la superficie nos dimos cuenta de que el navío estaba hundiéndose y nos agarramos a un trozo de mástil. ¡Por fin algo de suerte! los rayos habían cesado y una niebla surgió ocultandonos de su cruel mirada. Al no ver supervivientes se marcharon. No recuerdo bien cómo llegamos pero al amanecer estábamos tirados en una playa. En las montañas nos atacó un jabalí que abatimos con gran esfuerzo y cuya carne nos ayudó a recuperar fuerzas. Después de unas horas caminando llegamos a la posada ……. y allí nos encontramos con la señora ……. . Nuestras caras debían reflejar la angustia y terror sufridos por lo que la amable dama nos ofreció comida y ropajes que aceptamos agradecidos.

Esta es la historia del naufragio del balandro de mi padre y el  comienzo de nuestra aventura.

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