lunes, 23 de mayo de 2016

De Looiner. Historia.



Looiner Din Shabab nació hace dieciséis años en la particular isla de Tremalking y se crió como cualquier otro marino. De pequeño le gustaba escuchar las historias que su padre le contaba, ya fuera sobre sus viajes comerciales, sobre las profecías que hablaban del coramoor, o simplemente se quedaba escuchando las vivencias de su madre a lo largo de de sus años como detectora de vientos.

   A los seis años, comenzó a viajar regularmente con sus padres en sus viajes comerciales a lo largo del Aricio, y así fue aprendiendo las costumbres del pueblo marino. Quizá lo único malo de su infancia, fue que no tuvo otros niños como él con los que jugar.

   Desde los seis hasta los catorce años, Looiner fue viajando regularmente con su padre en diferentes viajes comerciales, hasta que a los catorce ocurrió algo que cambiaría su vida para siempre.

   En uno de sus viajes comerciales, Looiner contrajo una leve enfermedad que no revestía gravedad, pero le impidió viajar con ellos. Debido a esto, el joven tuvo que quedarse al cuidado de unos amigos de sus padres mientras se reestablecía de la dolencia. Por desgracia, esa fue la última vez que el chico vio a su madre.

   Lo ocurrido fue que en dicho viaje, el navío en el que sus padres viajaban, fue abordado por una embarcación seanchan. Looiner conocía la existencia de los seanchan debido a muchas de las historias que sus padres le contaban, y sabía lo que estos hacían con las mujeres encauzadoras... como era el caso de su madre.

   El galeón seanchan era mucho más grande que la embarcación athaan miere, con lo cuál el resultado era bastante previsible.

   La tripulación de los marinos fue apresada por los cabeza de insecto, como los llamaba el padre de looiner, y su madre fue convertida, como era de esperar, en Damane.

   Al principio su madre intentó resistir, pero poco a poco la desesperación se fue adueñando de ella, y acabó completamente rendida a su suldam.

   No se sabe con exactitud cuánto se prolongó la agonía de la mujer, pero un día ya no aguantó más y acabó falleciendo debido a la cantidad de dolor que la suldam le hizo soportar en uno de sus castigos. 

   En cuanto a su padre, estuvo también secuestrado por los seanchan durante casi dos años, pero en un golpe de suerte, llegó un contingente de guerreros de las tierras del oeste a Falme, que era donde se encontraba el campamento de su padre, y allí se libró una gran batalla que duró casi una semana. 

   Cuando esta finalizó, la mayoría de los seanchan habían fallecido, pero su padre se libró de morir debido a la pericia que demostró en el combate. A pesar de salir vivo y de recuperar la libertad, no pudo superar la pérdida de su querida esposa y se fue apagando poco a poco.

   No obstante, a su debido tiempo, contó con gran dolor a su hijo todo lo que había acontecido con los seanchan. El sufrimiento de su madre, los suyos propios, lo que sufrían las damane, y y todo lo que los seanchan preparaban para el corene.

   Desde que Looiner se enteró de lo ocurrido, tiene la ambición de formar parte del Jendai para servir al coramoor, y también desea enfrentarse alguna vez, cuando se haya convertido en maestro de armas a los seanchan, esos que arrebataron la vida de su madre. Esos que hacían pasarlo mal a mujeres encauzadoras, y esos que mataron a gente como él simplemente porque les consideraban invasores.

   Ahora tiene casi diecisiete años, y desea, desea ferbientemente que ese momento llegue al fin.

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