viernes, 2 de diciembre de 2016

De Erisai. 1


 

Querida prima:

 

Perdona porque hace mucho que no te escribo, claro que tampoco he recibido ninguna carta tuya. No sé si Ilstar podrá entregártela, ignoro si le toca salir o no, últimamente está muy reservado, lo veo poco y me cuesta mantener una conversación sin discutir. No importa. Si no te lleva él la misiva, la enviaré con una caravana que se pone en camino dentro de un par de días, según me ha informado Ebien, uno de los mozos del palacio. Sí, es como si te oyera, ya sé que mi hermano no debería portar cartas personales, pero, al fin y al cabo no lo son, ¿verdad? Son mías y no de él. Lo que no está prohibido, está `permitido.

Tengo bastante por contarte, así que me pongo a ello antes de que madre me reclame.

 

Me encuentro mejor, pero he pasado unos días bastante indispuesta, con fiebre, malestar, sudores y tremolinas. Aunque no me hubieran obligado a permanecer en ella, me habría sido imposible levantarme de la cama. Por suerte, ya habíamos celebrado nuestro decimosexto día del nombre. Como regalo me entregaron un bello cofrecito… ¡pero con útiles de costura! y unas hermosas campanillas de plata para mis trenzas. Fue una celebración discreta, pero padre pudo acompañarnos, y mi hermano todavía no estaba tan extraño como lo veo y lo siento ahora. Me tiene preocupada, pero él dice que no le pasa nada. Y también me entristece este alejamiento que de pronto se ha instalado entre nosotros, que desde luego no comprendo.

 

Más noticias. Lo más inverosímil, lo que nadie nunca pensó que pudiera ocurrir, ha sucedido. El rey Paitar y su comitiva, además de la reina Etenielle, el rey Easar y la reina Tenovia han partido hacia el sur. Quizás ya lo sabes, pero dudo que las noticias lleguen muy aprisa a Manala. A veces te envidio, vivir en un lugar más o menos tranquilo, lo más lejos de la Llaga posible, en un entorno rural. Me cambiaría por ti, Marline, créeme. Lo siento, me he vuelto a desviar de lo que quiero contarte. No cambio, siempre con la cabeza en las nubes, pensando en lo que me gustaría y no en lo que tengo y soy. Con la marcha del rey, hay un ambiente extraño en la ciudad. Yo me siento desprotegida, como si con su ausencia toda la Llaga fuera a desbordarse sobre nosotros. Padre es muy cuidadoso con lo que nos cuenta, apenas comparte informaciones con madre y conmigo, pero le veo abstraído desde hace unos días. ¡Por vierto! Olvidaba decirte que lo han ascendido a jefe de mensajeros. Es una gran noticia, aunque me temo que quizás para Ilstar no lo sea, supongo que se sentirá más presionado sabiendo que padre además de padre es ahora su superior.

 

Madre sigue tan estricta conmigo. Yo creo que algún día, cuando la señora Karena se jubile, la nombrarán ama de llaves. Lleva tantos años al servicio de palacio como sirvienta de mayor rango que desde luego se lo merecería. El problema es que su posición me afecta a mí directamente, por eso supongo que a Ilstar le sucederá lo mismo. A veces pienso que preferiría el hacerme soldado o trabajar de moza en las cuadras. Servir en palacio no es tan interesante como crees, aunque tiene sus ventajas. Si supieras la de detalles que hay que aprender y tener en cuenta… limpiar el polvo de todas partes, y menos mal que la austeridad de nuestro modo de ser ayuda a no acumular adornos. Barrer. Sacudir alfombras y tapices. Bruñir metales y abrillantar la plata. Cuidar que todas las lámparas contengan suficiente aceite o sebo para no apagarse jamás. Baldear los suelos. Procurar que siempre haya brasas para los calderos de los cuartos. Y esto solo en cuanto a la limpieza se refiere. Que si aprender a coser y remendar, a lavar las prendas de seda sin estropearlas. Tiene su gracia lo de coser, creo que al final podría gustarme eso de confeccionar prendas y bordar… pero zurcir es una pesadilla. Y la tarea de doncella… Me pongo tan nerviosa cuando he de atender a alguna dama, sobre todo si es una visitante, sobre todo si es sureña, sobre todo si es una remilgada noble de cualquier lugar de Tar Valon para abajo. El otro día, sin ir más lejos, le fueron con la queja a madre de que había dado varios tirones al peinar a la hija de una renombrada mercader. ¡Si tenía el cabello corto como un muchacho!

 

Hace una semana pude asistir a la actuación de un juglar en la posada del Fugaz Destello. Me escapé cuando se suponía que debía estar cosiendo medias. Solo fue una hora y nadie se percató de mi ausencia. Tampoco nadie me reconoció, al menos eso creo. Y fue maravilloso, Marline, qué canciones más bellas, qué historias… Comentan que el cuerno de Valere ya fue soplado, que se vio al Dragón Renacido luchando con el Oscuro en el cielo de Falme, y el juglar lo cantó y narró tan vivamente que yo pensaba que estaba allí… Tuve que pasarme la noche remendando, pero valió la pena.

 

No me queda mucho tiempo. Anuncian la llegada de un grupo de Aes Sedai un día de estos. Hace bastante que no se instalan aquí. Por lo general se alojan en el palacio de Kiruna Sedai, pero ella tampoco está. Siempre es muy emocionante verlas, a ellas y a sus Gaidin. Entonces, aunque me muera de los nervios, sí que me gustaría servir a una de las Hermanas. ¿Te figuras?

 

Tengo que irme. Te abraza fuerte y con cariño, tu prima:

 

Erisai

 

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