La comitiva de la Amyrlin,
integrada por la Guardia de la Torre, la Guardiana de las Crónicas y su Gaidin,
avanza despacio hasta situarse en medio de la franja costera elegida para el
encuentro. Del otro lado, y a un ritmo parejo, la Señora de los Barcos de los
Atha'an Miere se desplaza flanqueada por el Maestro de Armas y los marinos que
sostienen los parasoles bajo los que caminan, símbolos de su rango y poder
entre el Pueblo del Mar. Ninguna de las dos debe llegar al punto de encuentro
antes que la otra por una cuestión de
protocolo.
Claiman ordena detenerse al
pelotón de la Guardia de la Torre y
esta abre un pasillo a ambos lados del
lugar por el que el Gaidin de la Amyrlin se mueve con lentitud y alerta,
estudiando el terreno y los rostros tanto de los integrantes de la Guardia como
los de quienes se acercan.
Sartek se adelanta unos pasos,
observa con atención concentrada el entorno y finalmente se hace a un lado
permitiendo que la Guardiana inicie el ritual de cortesía.
Claiman simplemente necesita un
gesto para que sus hombres mantengan la posición, firme y alerta, pendientes de
todo movimiento que pueda producirse en los alrededores.
Silviana asiente con la cabeza,
golpea tres veces el suelo con la vara rematada con la Llama de Tar Valon y anuncia
la presencia de la Sede Amyrlin por la gracia de la Luz.
Shaeira hace un gesto al Maestro
de Armas, se separa de él y, abandonando la protección del parasol, camina
despacio, con un grácil balanceo de su cuerpo, sin acompañamiento, si bien los
hombres de su séquito no pierden de vista los alrededores y a los confinados.
Las dos mujeres se detienen, una
en frente de la otra, midiéndose con la mirada, formidables en sus atuendos
ceremoniales, tan distintos, pero no por ello menos imponentes. La marina
descalza y con sus ropajes coloridos, el tintineo de los aros que cuelgan de la
cadena que une la nariz con la oreja. La Amyrlin con un espléndido vestido
azul, sin grandes ostentaciones, pero digno de su posición.
Shaeira se lleva los dedos a los
labios, obviando tocar el corazón del que la mujer que tiene enfrente todavía
no forma parte, al fin y al cabo las hostilidades entre la Torre Blanca y su
pueblo siguen en pie.
Khalindira repite el gesto
sintiendose extraña con el ademan, pero su intencion es suavizar diferencias
desde un primer momento.
Khalindira dice 'Que la luz os
ilumine, Señora de los Barcos.'
Shaeira dice 'y se derrame sobre
vos y los vuestros si venis a este encuentro en son de paz'
Khalindira dice 'Una paz que
nunca debio quebrarse y que se rompio por culpa de mujeres que perdieron de
vista toda razon y prudencia'
Shaeira dice 'No estoy aqui para
determinar culpas, la culpa es un terreno resbaladizo en que no debemos
meternos'
Khalindira dice 'La culpa no
resolvera nuestro conflicto, pero quiza si serviria para no volver a caer en el
error que nos ha llevado a la situacion que vivimos'
Shaeira niega lentamente con la
cabeza.
Shaeira dice 'queremos mirar
hacia el futuro, o remover el pasado?'
Khalindira dice 'Queremos acabar
con este sinsentido, porque ni la Torre pretende esclavizar a vuestras mujeres
con la capacidad de encauzar, ni vuestro pueblo desea interferir en los asuntos
de la misma'
Shaeira acusa el golpe, ya no es un
secreto que hay marinas con la capacidad de encauzar, pero oirlo de boca de la
maxima representante de las Aes Sedai es algo que nunca llegara a gustarle.
Shaeira dice 'quiero un
comnpromiso firme de que ninguna Atha'an Miere sera obligada por la fuerza a
acudir a la Torre, que vuestras mujeres no las perseguiran y procuraran
captarlas para vuestra causa'
Khalindira mantiene sus verdes
ojos fijos en los de la Señora de los Barcos, su rostro se mantiene impavido
salvo por un leve rictus en la comisura de sus labios. La Amyrlin no esta
acostumbrada a que le hablen con tal grado de exigencia y autoridad, pero
rapidamente relaja la mandibula. Al fin de cuentas sus años en el Ajah Gris le
recuerdan que esta frente a alguien a quien debe considerar una igual. Tras un
largo silencio, balancea la cabeza a un lado y otro como sopesando las palabras
de la Marina y asiente lentamente.
Khalindira dice 'Estaria
dispuesta a tal compromiso, que saliendo de mi boca seria una verdad sin
dobleces, a la luz de los Juramentos que he prestado, siempre que permitais que
aquellas que lo deseen acudan a nosotras para aprender el manejo del Poder
Unico. Nuestra causa no es otra que la de afrontar el Tarmon Gaidon con toda la
fuerza de que podamos disponer'
Shaeira dice 'a lo largo de la
historia nos vimos forzados a enviaros una mujer de vez en cuando para borrar
suspicacias y sospechas. Algunas acudían con deleite, para la mayoría era como
un destierro, un castigo que a menudo no conseguían superar. Dudo que nuestras
muchachas se inclinen voluntariamente por dicha opción, pero no les negaremos
el acceso a la Torre siempre que después de ser instruidas se les permita
volver a nuestros barcos'
Khalindira dice 'Entiendo el
punto. Pero habeis de entender tambien que a lo largo de los siglos, nuestra
misión ha sido conseguir que ninguna mujer sucumba por un mal uso del Poder y
que no se dañe ni dañe a nadie. No
estaba en los planes de las Aes Sedai someterlas a una condena que implique el
encierro entre cuatro paredes. Y seguira sin estarlo. Es mi decision y teneis
mi palabra al respecto.'
Shaeira dice 'entonces estanmos
de acuerdo en este punto, cierto?'
Khalindira dice 'Estamos de
acuerdo en que se respete la decision de las mujeres, sin coacciones ni
impedimentos'
Shaeira permanece unos instantes
analizando lo dicho por la Amyrlin, es una mujer diestra en el manejo de las
palabras y no quiere verse inmersa en un equivoco del que despues no podria
desprenderse. Finalmente asiente y vuelve a llevarse los dedos a los labios.
Shaeira dice 'asi sea, este pacto
queda sellado y como se ha dicho se hará. Pero hay mas'
Khalindira que ya esperaba algo
así, se coloca bien la estola de siete colores y mira a la marina con
intensidad.
Khalindira dice 'Era de esperar,
si habeis venido en persona a parlamentar conmigo. Os escucho.'
Shaeira dice 'hasta mis oidos
llegan rumores de que la Torre pretende manejar los hilos del Coramoor, a quien
vosotros llamais Dragon Renacido.'
Sartek se tensa ante las oleadas
de irritación que recorren el vínculo, mira a Khalindira y a la marina de
soslayo pero no mueve un músculo.
Los ojos de la Kandoresa
centellean peligrosamente ante las palabras de la mujer y sin cortesia alguna,
levanta una mano perentoria que acalla a la Señora de los Barcos.
Shaeira fulmina a la Amyrlin con
ojos refulgentes, pero decide no mostrar su contrariedad. Nadie deberia
atreverse a cortar su parlamento, pero si cede aquí podra forzar el cabo mas
adelante.
Khalindira dice ‘Por mas dudosas
que sean las fuentes que esparcen esos rumores, y mas aun sabiendo que la
Sombra trabaja incansablemente en este momento para destruir la paz y
cooperación entre las naciones, habeis de saber que ese muchacho camina por el
mundo sin guia de ningun tipo, no es tan voluble como para dejarse manejar por
nadie. Lo que mis predecesoras hayan hecho sin duda ayudo a avivar el resquemor
que sentia hacia nosotras, y ahora se mantiene alejado, a una distancia
prudente que no lo enemista con la Torre pero que tampoco acerca posiciones. No
deis por sentado un rumor, Shaeira din Ahelar, porque correis el riesgo de
ensuciaros con el.'
Shaeira dice 'en ese caso
entiendo que no habra ningun inconveniente para que nos reunamos con el y
expongamos nuestras inquietudes.'
Khalindira dice 'Si el consiente
en procuraros esa reunion, nada tendre que decir. Lo que tengais que exponerle
no es asunto de mi incumbencia, como asi tampoco de la Torre Blanca.’
Shaeira calla el hecho de que es
el Coramoor quien ha solicitado reunirse con los marinos y no a la inversa.
Ignora los motivos de dicha petición, pero es un acercamiento con su pueblo del
que por lo visto no pueden vanagloriarse las Aes Sedai que tanto presumen de
tener ascendencia sobre todos los asuntos del mundo.
Shaeira dice ‘Entonces, en que
punto estamos con respecto a las hostilidades que enfrentamos desde hace
meses?’
Khalindira dice ‘Antes de llegar
a ello, quiero saber que postura tomaran vuestras navegantes con respecto a las
Hermanas, si continuaran negándoles el regalo de pasaje o permitirán el acceso
a vuestras cubiertas?’
Shaeira dice ‘puedo perdonar la
ignorancia porque nuestras costumbres no tienen por que haber trascendido. Las
navegantes recibirán noticia de que pueden admitir Aes Sedai en sus barcos,
pero en un principio me abstendré de imponer dicha obligación porque cada una
de ellas es libre de aceptar regalo de pasaje de quienes quiera y cuando
quiera. Si lo niegan, no tendrá que tomarse en cuenta como una agresion contra
nuestro pacto. Si aceptan, no deberá tomarse como un antecedente para que todas
deban proceder de igual modo.’
Khalindira dice ‘Ello deja
abierta una puerta al rechazo constante.’
Shaeira dice ‘no contemplo la
posibilidad de coartar la libertad de las mujeres sobre el gobierno de sus
barcos. Ademas, dominando como dominais el talento del viaje… conprendo que
poco uso le daríais a nuestros navios, es asi?’
Khalindira sabe que la marina ha
soltado el ancla y que sera muy difícil moverla de su posición porque si sigue
tirando solo conseguira que le pida contrapartidas.
Shaeira ve llegada su
oportunidad, la que esperaba desde que tuvo que ceder.
Shaeira dice ‘’a menos que…
permitáis que algunas de vuestras Aes Sedai acepten compartir nuestra cubierta
y enseñar a mis detectoras aquellos tejidos que desconocemos y que a buen
seguro serán útiles para la Ultima Batalla’
Khalindira sonrie con ironia,
toda negociación con los Atha’an Miere requiere del maximo cuidado, pero con
esta mujer estos cuidados han de extremarse. Sin embargo, hay momentos en donde
la diplomacia falla y es necesario ir directo al punto, para que el otro
entienda que esta negociando con un igual y no con un idiota.
Khalindira dice ‘Sois buena. Sois
muy buena. Pero no creais que podeis subestimarme de ese modo, Señora de los
Barcos. Os agradezco el cumplido de llamarme ignorante en mi propia cara, al
menos veo que sois franca. Y es cierto, tal vez sea ignorante de muchas de
vuestras costumbres, pero no lo soy respecto de una negociación. Y como vos
tratais de ganar beneficios para los vuestros, yo velo por los intereses de la
Torre Blanca. Asi que lo pondre claro: Quereis que mis Aes Sedai os enseñen
tejidos que por otro lado vais a necesitar a cambio de un compromiso impreciso
y librado a la buena voluntad o el humor de vuestras navegantes? No creo que
sea un trato justo. Y no necesitais que os explique el por que. Por otro lado,
si aceptase lo que me sugeris, vos no podriais obligar a vuestras Navegantes
porque vuestras propias palabras hace un instante han dicho lo contrario.
Entonces… A donde nos lleva esto? Creo que si quereis que la Torre Blanca
adiestre a vuestras Detectoras en el uso de otros tejidos, vais a tener que
proponer algo mas concreto. A fin de cuenta, nos acusan a nosotras de jugar con
las palabras, pero veo que nada teneis que envidiarnos a las Aes Sedai.’
La Sede Amyrlin remata sus
palabras alzando una ceja sin perder de vista la reaccion de la otra.
Shaeira inicia una sonrisa que no
llega a sus ojos grises, y mueve la cabeza provocando un ligero tintineo de los
medallones que denotan su rango.
Shaeira dice ‘hariais estragos
entre los propios confinados si surcaseis los mares y arribaseis a los puertos
para negociar. Pero hay algo que os ha pasado por alto. Mis palabras fueron
exactamente que en un principio me abstendría de obligarlas y que no contemplaba
la opción de coartar su libertad. Todo principio tiene un final, y si aceptáis
mi propuesta, daré ordenes a las navegantes de que acepten regalo de pasaje de
vuestras mujeres siempre que no intenten hacer prevalecer ningún tipo de
prerrogativa en nuestros barcos.’
Shaeira comprende que debe soltar
algo de lastre si no quiere hundir el navio de la negociación. Por encima de
todo es necesario navegar junto a la Torre blanca en los difíciles tiempos que
se avecinan y no tenerla por enemiga.
Shaeira añade ‘pero como a buen
seguro hallareis que tampoco este es un compromiso firme y no sujeto a
veleidades, me comprometo a mi vez que las detectoras, diestras en los tejidos
que dominan los vientos y las tormentas, compartan sus conocimientos con las Aes
Sedai. Y creedme si os digo, de buena fe, que podríamos solventar el peor
problema que actualmente acosa el mundo, solo un escalon por debajo de la mano
del Padre de las Tormentas que lo toca y agita: el clima’
La Sede Amyrlin se queda unos
minutos pensativa, observando el cielo. Los cambios constantes en el clima, las
tormentas intempestivas, las sequías seguidas de largas temporadas de copiosas
lluvias. Todo ello pasa como un rayo por su mente, mientras considera cuanto
podrían las Aes Sedai ayudar a la gente común y acercarse a ellas si se
hicieran de tal conocimiento. Incluso aunque la mujer frente a ella parecería
ganar mas en el intercambio, los beneficios para la Torre Blanca serian
enormes. Empezando por acercarse a los mas necesitados, a la gente que sufre.
Seria una forma también de reparar el daño al prestigio que las Aes Sedai
sufrieron por la incompetencia de sus predecesoras.
El sol refulgiendo sobre uno de
los tantos ornamentos de la Atha’an Miere la sacan de sus elucubraciones. Por
primera vez la Amyrlin esboza una mueca parecida a una sonrisa y relaja la
expresión de su severa mirada. Tras ello, y con una voz firme y clara, la Llama
de Tar Valon proclama
Khalindira dice ‘La Luz nos ha
guiado hasta aquí por el bien de nuestra gente, pero también de toda la
humanidad que necesita de nuestra protección
para los tumultuosos tiempos que se avecinan. Estoy de acuerdo con el
intercambio de conocimientos entre las Aes Sedai y las Detectoras de Vientos de
vuestro pueblo, Insigne Señora. Solo pongo como condición que se reciba a las
Aes Sedai instructoras como huéspedes y sean tratadas con el respeto
pertinente. En ningún caso realizaran tareas inherentes a los Navíos, su única
función será la de actuar como maestras. A cambio de ello, me comprometo personalmente
a garantizar que las Hermanas que participen de este pacto traten con igual
respeto a vuestras encauzadoras, quienes también deberán enseñar sus
conocimientos en la misma medida y con la misma dedicación con que lo hagan mis
hijas. Deberán actuar tanto unas como otras con fraternidad, sin vanidad, sin
prepotencia y en el máximo marco de respeto. Vos y yo hemos dado hoy un ejemplo
al respecto que sentara un precedente tanto para este pacto como para todos los
tratos venideros. Por la Luz y mi esperanza de salvación y renacimiento, si
aceptáis estas condiciones, tendréis mi palabra.’
Shaeira levanta despacio su mano
derecha, toca con suavidad el pechoh de la Amyrlin para despues tocar el suyo y
llevarse los dedos a los labios. Con una mirada de reconocimiento, invita a
Khalindira a realizar el mismo ademan.
Sartek no pierde de vista en
ningún momento la mano de la Atha’an Miere, nunca se sabe de dónde puede surgir
una daga.
Khalindira imita el gesto con
pulcritud, conocedora de la carga ritual que conlleva.
claiman se percata de que el
reciente movimiento de la sede parece relajar a sus hombres y eso no le gusta,
con un rápido gesto de su mano vuelve a llamar la atención, ha sido un momento
de flojedad y no puede volver a repetirse.
Shaeira dice ‘vuestras hijas
serán tratadas con el respeto que merecen, compartiran nuestro vino y la gracia
de la Luz brillara para ellas en nuestras cubiertas. Acepto el pacto y el trato
queda cerrado’
Khalindira dice ‘Teneis mi
palabra, acepto el pacto y os invito a compartir mi mesa.’
Shaeira dice ‘que los vientos os
sean propicios, Khalindira Sharvesham, Llama de Tar Valon, Guardiana de los
Sellos. En el Leyenda de Corain tendreis siempre un lugar y una amiga’
Khalindira dice ‘Que la Luz os
guie, Shaeira din Ahelar, a vos y a vuestro pueblo.’
Khalindira mira a su Guardiana
que pone colofón al encuentro con los tres toques ceremoniales de la vara.
Sartek abandona su posición, se
coloca junto a la Amyrlin, saluda con una inclinación de cabeza a la Señora de
los Barcos y acto seguido acompaña el movimiento en el que Khalindira se da la
vuelta y ambos quedan rodeados por la Guardia de la Torre, que cierra filas sin
dejar un resquicio por el que pueda pasar un simple ratón.
El Maestro de Armas de los
Atha’an Miere avanza hacia su Señora, se posiciona a su lado y juntos dejan
atrás el lugar donde acaba de sellarse la paz entre la Torre blanca y el Pueblo
del Mar.
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