Una vez cruzado el acceso que la hermana abrió para
mí, tomé aire para relajarme y para recordar que aún podía hacerlo. Eran muchas
emociones juntas: había cruzado un acceso, cosas que pensaba que existían solo
en la era de leyenda… la luz sabe que no estuve relacionada con el poder hasta
hace unos momentos, cuando supe que podía encauzar, cuando vi un halo brillante
al rededor de Elayne Sedai; encauzar… ¡yo podía hacerlo! Nunca antes había
sentido más miedo y más emoción al mismo tiempo, yo podría ser una de esas
mujeres que podían hacer bailar al mundo al son que ellas tocaran, podría
iniciar guerras y terminarlas, podría ir a la yaga rodeada de guardianes y
matar engendros…. Podría saberlo todo porque no hay nada que se le escape a una
Aes Sedai, todo el mundo lo sabe… y ¿estaré yo preparada para serlo? ¿no se
habrá equivocado el entramado conmigo? ¿cómo cabrá tanto conocimiento en mi
cabeza? Si odio las lecciones de lo que fueran… la historia, la geografía, las
matemáticas… solo disfruto las guerras, la daga, la música… Eso también, amo
bailar y cantar y divertirme junto a mis amigos. Espero tener música en la
torre.
Y ahora estoy aquí, en Tar valon, ciudad maravillosa
en la que, mire a donde mire, se ve la Torre Blanca o la sombra de la torre; se
ve el poder de lo que se espera que sea, de lo que espero ser, y me siento tan
pequeña, tan insignificante y tan pretenciosa; al mismo tiempo me siento plena,
con una carga enorme, pero feliz, al fin tengo lo que quería, o lo tendré si me
esfuerzo por ello. Y es cierto que las responsabilidades no se eligen, pero la
luz quiso que hoy pudiera hacerlo… por ahora no pido nada más.
Nada más que una posada, porque la ciudad me parece
demasiado maravillosa como para entrar a la torre tan rápido, y luego estaré
ocupada entrenando duro. Así que me hospedaré para pasar la noche en la mujer
de Tanchico y tendré un lugar para dejar mis cosas, pasaré el resto del día
explorando y mañana entraré a la torre.
Ya en la posada, recuerdo las palabras de Elayne: ‘A veces los padres hacen algo por nuestro bien aunque a nosotros nos
parezca lo contrario y no es justo dejarlos en el sufrimiento'; suspiro y,
junto con el vino con especias que le pedí al posadero, solicito pergamino,
pluma y tinta para escribirles otra nota explicando mejor mi huída y
contándoles donde he llegado. Solo espero que no tengan problemas con ese noble
menor por mis decisiones, y que mi hermana no me odie por dejarle la tienda
como herencia. Le escribiré también una nota a ella y otra a Saraine, me
mataría si no le cuento nada de esto. De hecho ya va a acerlo por huir a ver
mundo sin incluirla en mis planes, pero se le pasará cuando sepa que su nombre
es conocido en Aringill.
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