El palo mayor
La vista desde aquí es espléndida, pero alrededor de la cofa
se producen cambios constantes que no hacen de este punto un lugar muy
agradable. La detectora del Jendai enseña a dos
jóvenes mujeres a encauzar
gruesos hilos de aire que sacuden las velas altas. De vez en cuando una potente ráfaga de viento
provoca que las tres se tambaleen, y en
otros momentos grandes goterones de
lluvia las dejan totalmente empapadas. La guarda que la maestra ha tejido por debajo de su posición, impide que
estos cambios afecten a la tripulación que se mueve afanosa en cubierta.
Dannahieri mira a la detectora enseñar a esas dos aprendizas
y recuerda a su madre, como pasaba horas con dos aprendizas y una de sus
hermanas haciendo algo que para ella era muy misterioso, algo relacionado con
el poder... Pensando en ella, recuerda el regalo que intentó negociar para su
cumpleaños, el libro que, creía estaba relacionado con eso que tanto la apasionaba.
Ese libro que tiene en la litera, a un precio más alto que el que estaba dispuesta
a pagar. Siente grandes remordimientos: ¿un precio justo la vida de un niño que
puede encauzar? ¿qué él le cuidará? ¡Maldito confinado con sus malditos precios
justos! Y ahora su madre no está acá para hablarle, ¿en quién podrá confiar? Mira
desde lo alto y ve a la mujer que más admira luego de su madre y antes de las
gemelas. Shaeira se encuentra en la proa, bajará a hablarle, si puede.
El casco de Proa
Dannahieri remonta la empinada proa con la ayuda del
pasamanos. El balanceo aquí es considerablemente más acentuado, pero la fuerza
de la costumbre hace que, más que agarrarse, acaricie el cabo que afirma las
velas. A lo lejos ve la no tan lejana tierra de Tear y cree divisar los Dedos
del Dragón perfilados contra el cielo más oscuro en la línea donde se junta con
el horizonte. Hermosas aves marinas multicolores sobrevuelan el barco emitiendo agudos chillidos. Añora el baile de las mareas y la canción del
viento en alta mar.
Shaeira, con los ojos entrecerrados observa la línea de la
costa ya cercana de Tear , se la ve molesta y preocupada.
Dannahieri, al entrar la ve molesta, y se queda mirándola
pensativa, tal vez sus asuntos no son tan importantes como los que aquejan a la
señora de los barcos... Intenta no hacer ruido, pero su preocupación la
traiciona y se le escapa un suspiro más fuerte de lo normal.
Shaeira oye un suspiro, se gira y descubre a la aprendiza detrás
de ella, mirándola. Dice 'tienes algún recado para mí, niña?'
Dannahieri dice 'este... yo... No exactamente, señora... -titubea
un poco- me preguntaba si podía hablaros de un asunto particular.'
Shaeira no responde al momento, mira de nuevo hacia la
costa, y solo después presta toda su atención a Dannahieri: 'de que se trata?'
Dannahieri luego de ver que la Señora mira al mar, cuando le
habla se siente aliviada. Aunque para ella es difícil tratar este tema, sabe
que debe hacerlo, para esto la dejó sola su padre, para que creciera, y una
mujer no se guardaría algo tan importante como lo ocurrido, así que con
esfuerzo dice 'de cuando estuve en tierra, en el refugio... Me ocurrió algo tan
extraño.' Titubea otra vez, y en su cara se refleja la preocupación.
Shaeira pone una mano en su cadera, justo encima del nudo de
su colorido fajín, y anima a la aprendiza con la mirada. Dice 'te escucho, que
es eso tan extraño'
Dannahieri dice 'veníamos con Dangeria de ver la estatua de
la montaña, y de vuelta se me ocurrió pasar a ver a Kirne. Me gustan sus dulces
y cuenta buenas historias. -Se sonroja levemente-. 'pero en la isla había un
confinado que tenía muchos libros, y los vendía...
Shaeira frunce el ceño de manera muy marcada. Dice 'sigue'
Dannahieri continúa solo obedeciendo una orden, porque al
ver el ceño fruncido de la Señora, piensa que tal vez esto no fue una buena
idea: ‘se me ocurrió que podría comprarle uno a mi madre, para su cumpleaños,
-aclara enseguida-, si volvía a verla. Pero cuando le pregunté al hombre el
precio de este libro’ Susurra 'me pidió... Me pidió la vida de algún hijo que
tenga en el futuro si es que este puede encauzar!'
Shaeira termina colocándose en jarras, su expresión ahora es
tormentosa, como un cielo a punto de venirse abajo por una tempestad: 'puedes
repetirme eso?'
Dannahieri dice 'que me pidió la vida de algún hijo que
tenga en el futuro que pudiera encauzar, para que él lo cuide y lo salve de
morir... -pone cara de espanto, y en sus ojos se refleja la tormenta de la
mirada de la señora'
Shaeira permanece en silencio un largo rato, como para medir
la templanza de Dannahieri, mirándola directamente a los ojos. Luego susurra 'y
que fue lo que tú le respondiste?'
Dannahieri se apresura a continuar: ‘obviamente rechacé
dicho trato, con eso no se juega, es el destino de nuestro pueblo’.
Shaeira dice 'te atreviste a mencionarle a un confinado cual
es o deja de ser el destino de nuestro pueblo! Es eso lo que me estás
diciendo?' Una fuerte racha de viento hace tintinear los medallones de la
Señora.
Dannahieri dice 'no, le dije que no podía aceptar una cosa
así porque ese niño sería un peligro para todos'. Se encoge ante el sonido de
los medallones, que le recuerdan la autoridad de su interlocutora.
Shaeira dice 'dime como era exactamente ese hombre, niña,
quiero todos los detalles, sobre todo si vestía de negro ' Hay apremio y
rotundidad en el tono de Shaeira
Dannahieri dice 'pues... era un viajero que andaba con un
fardo al hombro, me pareció extraño que no lo dejara en todo el tiempo que
estuvimos en la posada.'
Shaeira dice 'es todo cuanto puedes decirme?'
Dannahieri dice 'parecía cansado de tanto recorrer lugares,
sí, señora, lo siento mucho. Pero sus palabras me dejaron como pez fuera del
mar y no puedo recordar mucho más'. Luego de hacer un esfuerzo, añade: 'y ahora
que recuerdo... intentó averiguar mi situación en singladura, parecía conocer
las costumbres de las mujeres de nuestro pueblo. Le dije que no eran de su
incumbencia’.
Shaeira vuelve a guardar silencio, pero ahora es un silencio
tan frio que podría cortar el viento.
Dannahieri se pregunta si ha hecho bien en confiarle esto a
la señora de los barcos.
Shaeira dice 've y traeme ese libro inmediatamente '
Dannahieri corre a su camarote, busca en el baúl de debajo
de su litera y extrae el libro que en este último tiempo ha llegado a odiar.
Vuelve corriendo donde la Señora y se lo entrega, Diciendo 'lo guardé porque,
si bien no acepté el trato, este hombre me lo dejó igual, diciendo que en el
futuro podría cambiar de idea.'
Shaeira toma el libro y lo hojea, a ella le fascinan los
libros y ha visto muchos como este.
Shaeira dice 'y ¿por qué te ofreció semejante libro? ¿por qué
algo que a primera vista tiene que ver con el Poder?' Hace un gesto brusco con
la mano, como si golpeara una superficie.
Dannahieri dice 'no lo sé, le dije que buscaba un regalo
para mi madre, que a ella le gustaba leer de todo’. Una sonrisa leve aparece en
los labios de la joven al recordar a su madre ocupando su tiempo libre en devorar
libros como quien devora crema de ostras.
Shaeira dice 'ni siquiera tendrías que haberte quedado el
tiempo suficiente como para que ese hombre llegara a poder regalarte un libro '
Dannahieri borra al instante la sonrisa.
Shaeira dice 'incauta'
Dannahieri se siente desanimada, sabe que es cierto, pero en
ese momento no se le ocurrió, solo pensaba en lo que le interesaría a su madre.
Afligida, baja la mirada.
Shaeira dice 'agradezco que hayas venido a contármelo, si
bien es un poco tarde, tendrías que haberlo hecho entonces mismo, cuando podíamos
averiguar quién era’.
Dannahieri dice 'fue como una semana antes de cruzaros,
señora.' Luego de lo dicho, la joven la escucha con toda su atención. Aunque no
puede evitar pensar que había tantos... tantos libros...
Shaeira dice ' Sea como sea, no debiste prestarte a ese
juego, jamás. Hay algo que no vas a olvidar, y fijate que no digo que no debes
de olvidar, sino que no vas a olvidar porque yo te lo ordeno: nunca hables con
un confinado de tu familia, de lo que hacemos o no hacemos, de lo que pueda o
no ser peligroso'
Dannahieri dice 'sí, señora.'
Shaeira dice 'nunca reveles aunque sea de manera implícita
aceptando palabras de otros lo que a nuestras costumbres se refiere. Bastante están
sabiendo ya en tierra sobre ello, y no voy a admitir ni un solo resquicio más de lo imprescindible '
Dannahieri siente que muchas de sus palabras son excesivas,
porque fue cauta. Sin embargo sabe que no debe protestar, la disciplina es la
disciplina, y ella es la Señora de los Barcos. Así que, sin siquiera dejar ver
su disgusto por lo extremo del sermón, asiente en acuerdo a sus palabras
Shaeira dice 'y para ayudarte a no olvidar, hoy limpiaras
todo el pescado de la cocina; luego, harás tus ejercicios por dos veces'
Dannahieri no puede evitar que el asco se refleje en sus
ojos, cómo odia limpiar pescado!
Shaeira se da cuenta de la mirada de Dannahieri y recuerda
su propio asco, pero también lo mucho que aprendió durante esas horas odiosas,
reflexionando sobre sus lecciones.
Shaeira dice 'ahora vete, y corre a ponerte la blusa,
estamos avistando tierra '
Dannahieri asiente
con un poco de desánimo, piensa que la señora es igual o peor que su
madre a la hora de castigar.
Dannahieri dice 'sí, Señora'
Dannahieri se aleja corriendo a ponerse la blusa y luego, se
dirige a la cocina del Jendai, sabe que mientras antes empiece más rápido
terminará, y el día ya se le ha hecho eterno.
Shaeira se vuelve de nuevo hacia el mar, considera que
Dannahieri actuó con cautela y reserva, pero es un asunto delicado y sabe que
ha de ser muy dura con eso. Después de unos minutos, se aleja en dirección al
puente, pronto empezaran las siempre complicadas maniobras para ingresar a los
Dedos del Dragón.
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