Te encuentras sentado por delante de la baranda de proa,
tus pies cuelgan y bajo de ellos puedes ver como el Jendai distorsiona el agua
con su paso. Cierras tus ojos y piensas profundamente en los recuerdos que te
atormentan.
Espabilas y miras el horizonte, cierras tu puño y en
tu interior los más oscuros pensamientos nacen de un sentimiento que te acosa a
diario… Venganza clama tu alma, Venganza clama tu mente, Venganza clama tu
corazón, Venganza es lo que hay.
En lo más profundo de tu ser, las emociones se han
mezclado abriendo paso a nuevas preguntas que ciernen tu duda sobre la decisión
que tomaste al venir hasta Tremalking.
El Jendai lentamente comienza a detenerse hasta quedar
inmóvil en el mar, miras al contramaestre en el castillo de Proa y a su orden
todos comienzan con las labores diarias, desciendes hábilmente por la
superestructura hasta llegar al nombre del barco, al encontrarte en posición
miras fijamente el tallado, vistes un cepillo y comienzas a pulir el grabado.
Suspiras profundamente y continuas con tu tarea, a
medida que avanzas en tu tarea vas haciendo memoria de lo que alguna vez fue tu
vida en el archipiélago, nombres, rostros, barcos, flora y fauna; Es tan
difícil aceptar que todo lo que conocías ha desaparecido para ser absorbido por
lo que más odias.
Las horas pasan y te sientes acosado por tus
pensamientos, poco a poco la impotencia se toma el control de tus emociones,
embravecido como el mar de las tormentas golpeas con tu puño en la madera y
lloras, te sientes tan débil, tan pequeño, quizás y tan solo quizás, si
hubieses sido más fuerte la historia sería distinta, pero qué más da, en este
mismo momento, has vuelto a ser nadie.
El grito del contramaestre te espabila, ya es hora de
comer y tu estomago lo sabe, te lanzas al mar y te das un refrescante chapuzón
para luego presentarte en el comedor del Jendai.
Tu pescado esta sabroso, y en cada bocado sientes su
sabor explotar dentro de tu boca, quizás el hambre te está jugando la pasada,
pero sabroso esta, de ello no hay duda; mientras comes un tripulante se acerca
a ti y te menciona que por el atardecer se juntaran algunos compañeros a jugar
dados, lo que te hace sacar una enorme sonrisa.
Al terminar de comer vuelves a donde estabas al
principio del día, las aguas están tranquilas y el Jendai se mueve suavemente a
la par del mar, dentro de todo, no ha sido tan malo estar aquí, aunque no
puedes evitar sentir que deberías estar en otro sitio, librando la batalla que
tanto desea tu corazón.
Miras el castillo de popa y el contramaestre aún no se
presenta, aun así preparas la cubeta y el cepillo dejándolos cerca de ti, toca
fregar y no quieres llevarte el reproche, entonces de pronto escuchas el grito,
miras por encima de tu hombro y tomas tus utensilios.
Ha pasado rato y sientes las manos adormecidas de
tanto fregar, bajas al comedor y coges un vaso que sumerges en un barril de
agua, observas a un tripulante que no se te hace conocido, este no deja de
mirarte fijamente, algo te causa escalofríos, pero decides pasar de ello.
Ya has terminado con el tu vaso de agua, te levantas y
vas a cubierta con la mejor de tus actitudes, observas un gran grupo de marinos
riendo a carcajadas mientras juegan a los dados, esto te alegra al momento en
que te entristece, de joven no había tarde que no jugases a los dados, siempre
había algo que apostar.
Piensas si jugar o terminar tus labores, decides que
una partida no estaría mal antes de continuar con tus tareas, te sientas encima
de una cubeta y miras a los presentes, saludas cordialmente y pides un grupo de
dados, te integras al juego, todo es risa y alegría, nada de lo cual quejarse.
De pronto de reojo observas a un marino que te observa
fijamente, el mismo del comedor, este se sienta a jugar a los dados contigo.
Dices ‘Bueno compañero, listo para perder algunos
peniques?’
Sonríes alegremente mientras coges tu grupo de dados.
Un marino dice ‘Creo que serás tú quien perderá’
Te encoges de hombros y dices ‘Bueno con calma, es tan
solo un juego’
Ambos comienzan a jugar, entre suerte y suerte ambos
van obteniendo buenos números y en ocasiones ganas como en otras pierdes, pero
eso no te importa, a medida que avanzan en el juego, comienzan a hablar el
marino y tú, notas que existe algo de hostilidad entre ustedes, pero nada que
no se solucione con el tiempo o eso piensas, hasta que toca un tema sensible
para ti.
Un marino dice ‘Entonces eres el único que ha
sobrevivido de tu barco?’
Dejas los dados quietos encima de cubierta y mira
fijamente al marino.
Dices ‘Por qué quieres hablar de eso?’
Un marino dice ‘Solo siento curiosidad de saber’
Dices ‘No es algo que tenga que hablar contigo’
Un Marino dice ‘Que es lo que ocultas “Compañero”?
Dices ‘Compañero, creo que estas pasado de ron y el
hecho de que has perdido te hace hablar cosas que no debieses’
Un marino dice ‘Sabes por qué has sobrevivido?’
Observas al marino atentamente mientras tu mirada se
ensombrece esperando escuchar su respuesta.
Un marino dice ‘Por cobarde, abandonaste el barco
cuando todos decidieron seguir luchando…’
En tu mente se repiten las palabras cobarde una y otra
vez, dejas de prestar atención a lo que este dice y comienzas poco a poco a
llenarte de ira.
Un marino dice ‘…Es por eso que sigues vivo’
Gritas ‘MALDITO HIJO DE LAS ARENAS’
Te lanzas sobre el marino mientras todos observan
atónitos la escena, tus golpes son tan duros y fuertes pero los de él no se
quedan atrás, aunque de pronto uno de tus puñetazos impacta con tal fuerza que
este queda inconsciente.
Los tripulantes comienzan a dar voces de alarma, dos
de ellos se lanzan sobre ti y te sujetan con fuerza, pero te sientes tan bravo
que no te importa, coges a uno y lo lanzas por encima de ti y al otro lo empujas
y te vuelves a lanzar sobre el cuerpo del tripulante inconsciente y lo vuelves
a golpear.
Un tripulante te toma por el cuello y te arrastra
hacia atrás mientras te pide que te calmes antes de que llegue el
contramaestre, entonces te zafas de su agarre y cargas contra tu objetivo
principal que sigue aturdido en la cubierta arrasando con todo aquel que se te
interponga en tu camino, rugiendo como una bestia, acabando con todo.
Tus compañeros te sujetan con fuerza, es cuando
escuchas la voz grave y fuerte del contramaestre, espabilas y te observas lleno
de sangre. Miras al marino que yace en el suelo con varias contusiones en su
rostro.
El contramaestre dice ‘Quadei!’
Miras al contramaestre e intentas decir algo pero tus
labios no emiten ningún sonido.
El contramaestre dice ‘Esto es intolerable, jugando
dados y tus labores sin terminar, para mayor colmo peleas con uno de tus
compañeros’
Haces un gesto queriendo hablar pero la voz del
contramaestre te detiene enseguida.
El contramaestre grita ‘Llevadlo a la bodega y déjenlo
allí hasta tener nuevas noticias de cómo se resolverá esto’
Miras para todas partes y sabes que no tienes nada más
que hacer que atenerte a las consecuencias de tus acciones… Uno de tus
compañeros te hace un gesto y le sigues hasta la bodega.
Piensas profundamente: Por todas las tormentas Quadei,
en que pensabas; eso fue estúpido.
Suspiras, no queda nada más que hacer que esperar…
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